Dar paso al progreso no siempre es 100% positivo y puede conducir a provocar daños colaterales. El embalse de Almendra, uno de las más grandes de España y construido en los años 60 fue una importante obra de ingeniería hidroeléctrica de la época, pero también obligó a cientos de personas a abandonar sus casas en Argusino, una pequeña población de la comarca sayaguesa que conoció como sus habitantes se encontraron sin soluciones alternativas. Convirtiéndose en un pueblo situado bajo las aguas al que curiosamente podemos geolocalizar en Google Maps. En la actualidad, la asociación «Argusino Vive», promotora de actividades para la comunidad ha cautivado el lado más emocional de David y en este capítulo nos comparte su visión.
Todo arranca en Villar Del Buey, un municipio donde se celebra el encuentro hispano-luso organizado por la Agrupación Duero-Douro. Una iniciativa europea que promueve la inversión y el desarrollo entre las provincias de Zamora, Salamanca y las regiones de Tras Os Montes, Douro y Beira Interior Norte, de la vecina Portugal. La cita de hoy en Villar reúne a artesanos como Susana proveniente de la localidad portuguesa de Freixo da Espada, que ofrece y enseña a elaborar seda. También grupos de folklore y de interpretación teatral acuden a la cita para representar las tradiciones ancestrales.
Nuestro viajero madrileño conoce de primera mano la historia de Argusino y sus actos populares, como el de la Fiesta de Santa Cruz en mayo. Todo para seguir manteniendo viva la memoria colectiva de un lugar que las aguas anegaron hace más de 50 años, cubriendo hogares y las tumbas de los seres queridos de antiguos vecinos aún presentes entre nosotros. Un momento reflexivo para todo aquello que dejamos atrás y que late persistentemente fuerte dentro de los recuerdos. ¡Argusino Vive!