Ver las estrellas no siempre es fácil sobre todo en entornos muy saturados de contaminación lumínica. Encontrar un lugar tranquilo, con oscuridad, utilizando las herramientas apropiadas y en compañía de entendidos en astronomía era algo que perseguía nuestro viajero favorito. Ahora, desde Zamora, ha podido aprender más sobre todo ello desde lugares diferentes de la provincia.
Todo comienza en la capital, donde la agrupación de aficionados por la astronomía organizan una jornada para ver más de cerca la Luna y planetas como Júpiter o Saturno. Y aunque la meteorología no acaba ayudando, Fernando y Manuel, dos buenos conocedores en la materia le cuentan a David los privilegios con los que cuenta la provincia para disfrutar de las constelaciones. Una de las pretensiones de la agrupación es conseguir una "Reserva starlight" para favorecer el astroturismo.
La región de Villafáfila, una de los espacios perfectos para disfrutar de las estrellas junto a lugares como la Sierra de la Culebra, Sanabria, Sayago o La Guareña, cuenta con Joaquín Tapioles, conocido como "El pastor galáctico" y su observatorio con telescopio, llamado Giordano, que le permite observar el cielo nocturno desde hace año. Un vecino de San Agustín del Pozo conocido por la NASA desde su participación en la misión "Deep Impact" de 2005.
En Sobradillo de Palomares, en la comarca de Sayago, David localiza otro observatorio donde Javier, un astrofísico, le invita a conocerlo. El telescopio con que cuenta las instalaciones le permite ver el espacio profundo y las nebulosas planetarias cada noche. De tal manera, que este estudioso de la materia nos ayuda al resto a comprender mejor el universo y divulgar su conocimiento entre el público en general.
“Hay un solo espacio general, una vasta inmensidad única a la que podemos llamar libremente vacío: en él están los orbes innumerables como éste en el que vivimos y crecemos, declaramos que este espacio es infinito, ya que ninguna razón, conveniencia, percepción sensorial ni naturaleza le asigna un límite.”
Giordano Bruno
2 comentarios en «33. ¡Oh, cielos!»
… Lástima que las Instituciones zamoranas desprecien TAMBIÉN el Cielo y colaboren y permitan su contaminación. Iluminación pueblerina diseñada por tontos, luminarias ineficientes que desperdician luz lanzándola al cielo, filas de aerogeneradores adornados de luces rojas y blancas como árboles de navidad…
Gracias por tu comentario, Maximiliano!
Realmente, es parte de todos aportar nuestro sentido común en decidir qué es lo que puede ayudarnos a mejorar la visión nocturna de ese magnífico cielo que cubre la provincia. ¡Menos luces y más Vía Láctea! ✨