Una reserva de la Biosfera con el mayor lago glaciar de la península ibérica son palabras mayores, sin duda. Más de 365 hectáreas de espacio acuático custodiadas por los municipios de Galende, Cobreros, Trefacio y Porto. El lugar donde más visitantes recoge la provincia a lo largo de cada año es muy apetecible para que nuestro urbanita madrileño favorito lo incluya en su bitácora.
El Lago de Sanabria es un espacio natural protegido cargado de mucha historia y David en este episodio nos cuenta a bordo de un barco ecológico las leyendas que rodean sus aguas.
No es la primera vez que conocemos sus pasos por tierras sanabresas. Tuvimos ocasión de conocer de primera mano la tragedia sucedida en 1959 en Ribadelago, donde acompañamos a nuestro amigo viajero en su primera ruta de senderismo por la montaña. Puebla de Sanabria, la capital de la región, fue otro paradero donde descubrimos más sobre esta mágica tierra y la turística Cascada de Sotillo.
Como es lógico, los deportes acuáticos están presentes en este majestuoso lago. Principalmente, natación y piragüismo. Respecto a ellos, David, tuvo ocasión de poder compartir su tiempo con deportistas profesionales como Emilio Merchán o Susana Cordero que participan en la regata internacional que alberga el lugar desde hace más de 50 años y en la que participan más de 800 palistas. Aunque no solamente el agua reclama competición. También los trail runners están de suerte porque la "Ultra Sanabria", competición dura donde las haya, hace las delicias de cientos de participantes con gran resistencia física que acuden a recorrer el Parque Natural.
Pero no todo es deporte o kilómetros de naturaleza mágica y, como no, la gastronomía de la zona vuelve a apasionar a nuestro viajero podcaster con platos como habones, setas o el chuletón sanabrés. ¡Buen provecho, David! 😉
Sin olvidarnos del patrimonio arquitectónico, el sobrio monasterio de San Martín de Castañeda que sirvió de lugar de residencia de los monjes cistercienses propietarios del Lago de Sanabria en otra época...
“Aquí clavo mi bastón, aquí brote un gargallón”
(Leyenda de Valverde de Lucerna)